Durante los siglos siguientes, el edificio fue objeto de ampliaciones y reformas hasta adquirir la configuración actual. La última adaptación comenzó en los años 70 del siglo pasado, después de que la propietaria, Amparo Quiroga, traspasase la propiedad a la sociedad Montecelo S.A., con la mediación de D. Manuel Botas Cuervo, rector de la Pontificia Basílica de San Miguel de Madrid.